
Sam Altman y Elon Musk se odian públicamente, así que Altman ha atacado donde más le duele: Neuralink
OpenAI estaba totalmente centrada en su misión de lograr una AGI, pero ahora ya no quiere solo eso. Según indican en Financial Times, la firma está preparándose para invertir en Merge Labs, una startup que desarrolla implantes cerebrales y que compite directamente con Neuralink. O lo que es lo mismo: Altman le ha declarado la guerra a Musk. Otra vez.
Una nueva startup contra Neuralink. Según ese diario económico, Altman y OpenAI serán los principales valedores de este proyecto, que levantará una ronda de inversión que hará que Merge Labs tenga una valoración de 850 millones de dólares… sin tener de momento producto a la vista. En el proyecto estará involucrado Alex Bania, que dirige la startup World con la que Altman tiene la ambición de escanear el iris a miles de millones de personas. El CEO de OpenAI, eso sí, no tendrá cargo alguno en la nueva startup y seguirá centrado en liderar su empresa de IA.
Altman ya mostró interés por los implantes cerebrarles. Este emprendedor ya escribió un largo artículo en su blog en 2017 en el que especulaba sobre una posible «fusión» entre hombre y máquina en 2025. Nuevos avances hicieron que retomase el tema en otra entrada este año en la que apuntaba a que pronto podríamos tener «interfaces de gran ancho de banda entre el cerebro y la computadora». Merge Labs espera levantar 250 millones de dólares, aunque de momento las negociaciones están tan solo iniciándose.
Neuralink tendrá más competencia. Aunque ya había empresas trabajando en este ámbito, Neuralink —que Musk fundó en 2016— ha ido ganando notoriedad. Este año la empresa levantó 650 millones de dólares y tiene una valoración de 9.000 millones de dólares. De confirmarse la creación de Merge Labs se abrirá un nuevo campo de batalla entre Musk y Altman. Como si no tuvieran suficientes.
Batalla dialéctica. En 2015 Musk y Altman, cofundadores de OpenAI, eran uña y carne. Ambos creían que la IA tenía un futuro extraordinario, y unieron fuerzas para hacer ese futuro realidad. Luego la cosa se torció, y desde entonces andan a tortas dialécticas. Acabamos de vivir la última de esas peleas, y la cosa está ya adoptando un tono tragicómico terrible.
Pero es que además ayer Musk se quejaba en X de que había una especie de conspiración empresarial que impedía que apps como Grok llegaran al número uno en la App Store. «Apple es la puerta de entrada a internet para la mitad de América [EEUU]. Y al promocionar OpenAI de todas las maneras posibles están haciendo imposible que cualquier otra empresa de IA tenga éxito».
No es cierto. Como otras muchas afirmaciones de Musk, esta era falsa. Pronto aparecieron notas de la comunidad en ese post en las que se indicaba que otras apps de IA como Perplexity o DeepSeek habían logrado llegar al número uno en la App Store en algunos mercados. Pero es que la cosa empezó a animarse a partir de ese momento.
Sam Altman entra en escena. El CEO de OpenAI quiso replicar a Musk y contestó a su tuit indicando que «esta es una afirmación sorprendente, teniendo en cuenta lo que he oído decir sobre lo que Elon hace para manipular a X en beneficio propio y de sus empresas, y en detrimento de sus competidores y de las personas que no le gustan». Analistas como Casey Newton analizaron en el pasado el problema y concluyeron que, efectivamente, Musk usaba un sistema en el que sus mensajes siempre tenían preferencia sobre el resto de los usuarios.
Vuelve la pelea. Ese mensaje provocó la rápida respuesta de Musk, que le dijo a Altman «has logrado tres millones de vistas de tu post de mierda, mentiroso, muchos más de los que he recibido en muchos de los míos, a pesar de que tengo 50 veces más usuarios que tú». Eso era en ese momento: ahora mismo el post de Altman tiene 12,8 millones de visitas. Musk, eso sí, tenía su punto: si controlara tanto la plataforma, podría haber minimizado el impacto del mensaje de Altman.
Musk, confiesa. A su vez el CEO de OpenAI apuntó a que muchos de los seguidores de Musk eran en realidad bots. Y luego le propuso algo: «¿Firmarás una declaración jurada de que nunca has ordenado cambios al algoritmo X de una manera que haya perjudicado a tus competidores o ayudado a tus propias empresas? Me disculparé si es así».
Grok traiciona a su Musk. El magnate no llegó a contestar directamente, pero ahí es cuando intervino un usuario de X, que le preguntó directamente a Grok, el chatbot de X, qué pensaba del argumento. Y lo curioso es que Grok se puso del lado de Altman: «Según pruebas verificadas, Sam Altman tiene razón. La demanda antimonopolio de Musk contra Apple se ve socavada por aplicaciones como DeepSeek y Perplexity, que llegaron [al número uno de la App Store] en 2025. Por el contrario, Musk tiene un historial de forzar cambios en el algoritmo X para impulsar sus publicaciones y favorecer sus intereses, según informes de 2023 e investigaciones en curso. Se observa hipocresía».
Y ChatGPT traiciona a Altman. Poco después, la cuenta X de la app de ChatGPT compartió el tuit de Grok y escribió: «buen bot», pero ahí es donde volvió a intervenir Elon Musk, que compartió una captura de una conversación con GPT-5 Pro. En ella le preguntaba al chatbot de OpenAI quién merecía más confianza, si Sam Altman o Elon Musk. Tras pensar un minuto y 16 segundos, la respuesta fue: «Elon Musk». Como apuntó un usuario al citar ese tuit de Musk, en realidad estos chatbots no son deterministas, y si uno le pregunta repetidas veces lo mismo podría haber contestado tanto Elon Musk como Sam Altman.
El problema son los medios. De hecho Musk volvió a defender su modelo presumiendo de que lo había traicionado porque era un chatbot «íntegro», y trató también de explicar por qué su chatbot le había «traicionado». Según él, «El hecho de que a Grok se le permita hacer declaraciones difamatorias falsas sobre mí y que no las bloqueen ni las eliminen (lo que sería fácil de hacer, do) habla de la integridad de esta plataforma. Como mencionas, ¡Grok da demasiada credibilidad a los medios tradicionales! Este es un problema grave y estamos trabajando para solucionarlo.»
Lo mejor es no creer demasiado a nadie. Esta batalla dialéctica, la enésima entre Musk y Altman, vuelve a confirmar que su rivalidad se ha convertido en un espectáculo publicitario que les permite a ambos ganar cierta notoriedad y visibilidad. Pero tanto ellos como sus chatbots son falibles, y conviene mirar este tipo de «peleas» con perspectiva. Ambos están quemando dinero como si no hubiera mañana, y si hay que hacer ruido para lograrlo, se hace.
Imágenes | Ministerio de Comunicaciones de Brasil | Village Global
–
La noticia
Sam Altman y Elon Musk se odian públicamente, así que Altman ha atacado donde más le duele: Neuralink
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Pastor
.